El aumento de los casos de alergia al polen en niños, atribuido al cambio climático, es un tema de preocupación creciente en el ámbito de la pediatría. La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) destaca la correlación entre el calentamiento global y el incremento en la prevalencia y gravedad de las alergias respiratorias en la población infantil.

Como pediatra especializada en alergias, es fundamental abordar este fenómeno desde una perspectiva profesional y orientada a la acción.

Es digna de mención,  la influencia del cambio climático en el alargamiento de las temporadas de polinización y en el aumento de la densidad de especies vegetales productoras de polen. Este cambio en el patrón de polinización conlleva una mayor exposición de los niños a los alérgenos, exacerbando así los síntomas de alergias como la rinitis, la conjuntivitis y el asma.

Los estudios respaldan estas observaciones, destacando el papel crucial de las variables climáticas en la intensificación de las alergias infantiles. Investigaciones recientes, subrayan cómo el aumento de las temperaturas y la prolongación de las estaciones de polinización contribuyen significativamente a este fenómeno preocupante. Además, estudios españoles han identificado los meses críticos, entre febrero y junio, como los de mayor concentración de polen y, por ende, los más propensos a desencadenar crisis alérgicas en los niños.

Es importante reconocer que el cambio climático no es el único factor que incide en el aumento de las alergias infantiles. La urbanización, los altos niveles de contaminación vehicular y los cambios en los estilos de vida también desempeñan un papel significativo. Estos factores, combinados con el cambio climático, crean un entorno propicio para el desarrollo y la exacerbación de las alergias en los niños.

La contaminación atmosférica, en particular la derivada de la combustión del gasoil, agrava los síntomas de los niños con rinitis alérgica o asma. Esta contaminación irrita las vías respiratorias, aumenta la inflamación y potencia la acción alergénica del polen, lo que puede provocar una mayor acumulación de mucosidad y dificultar la respiración de los niños afectados.

Con la floración por las altas temperaturas de este mes de febrero, se adelantan las alergias. Además de árboles y frutales, otras plantas también piensan que estamos en primavera y los pólenes se están expandiendo.

En cuanto al manejo de las alergias al polen en niños, es fundamental adoptar un enfoque integral que combine medidas preventivas y terapéuticas. Los síntomas de la alergia pueden controlarse mediante el uso de antihistamínicos, broncodilatadores inhalados y antiinflamatorios. Sin embargo, es importante destacar que estos tratamientos solo alivian los síntomas y no abordan la causa subyacente de la alergia.

La inmunoterapia específica, a través de vacunas que contienen proteínas de polen, representa una opción terapéutica efectiva para niños con alergias al polen. Esta forma de tratamiento busca desensibilizar al paciente, reduciendo así la necesidad de medicación y mejorando la calidad de vida a largo plazo. Es esencial que los niños con síntomas de alergia primaveral sean evaluados por pediatras alergólogos para recibir un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado que incluya la inmunoterapia si es necesario.

Además de la intervención médica, existen medidas prácticas que pueden ayudar a los niños alérgicos a hacer frente a la temporada de polinización. El Decálogo de Consejos elaborado por la SEICAP proporciona pautas útiles, como evitar áreas con alta concentración de polen, proteger las ventanas y balcones con mosquiteras, usar gafas de sol y mascarillas antipolen homologadas, mantener las ventanas del automóvil cerradas durante los viajes y eliminar los elementos que puedan acumular polen en el hogar.

En resumen, el aumento de los casos de alergia al polen en niños como resultado del cambio climático es un desafío significativo para los profesionales de la salud. Es crucial abordar este problema de manera integral, comprendiendo sus múltiples facetas y adoptando enfoques preventivos y terapéuticos efectivos para garantizar el bienestar de los niños afectados.